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Un septuagenario se privó de la vida en Oxkutzcab y lo mismo hizo con sus 13 perros que cuidaba porque “no quería que sufrieran” en el desamparo.
El señor de la tercera edad fue diagnosticado con cáncer en etapa terminal y decidió quitarse la vida este lunes, junto con sus perros, a los que no quería dejar desamparados.
El señor Mauricio Escobedo Burgos, de 76 años de edad, originario de este municipio del sur de Yucatán, se envenenó junto con sus canes en un predio de la calle 40-A entre 51 y 53 de la colonia San Antonio.
Según los datos obtenidos, era soltero y vivía con un hermano menor en una vivienda en la calle 42 entre 55 y 55-A.
Era muy conocido en las cantinas de Oxkutzcab, donde acostumbraba jugar cubilete. Ya enfermo, sus amigos lo visitaban y apoyaban.
Siempre les contaba a sus conocidos que su principal preocupación eran sus perros, pues quería mucho a esos animales. “Vivo por ellos”, decía.
En alguna ocasión insinuó que mataría a sus perros y luego se suicidaría, lo cual cumplió ayer por la tarde.
Ese mismo día, sus conocidos lo vieron en el mercado con una bolsa de compra en la cual, dijo, llevaba la última comida que tendría con sus perros.
Luego informó a su hermano que iría a la vivienda que tienen en la colonia San Antonio. Ahí envenenó a sus perros y luego él tomó una porción del mismo veneno.
Al septuagenario lo llamaban en Oxkutzcab “El rey del cubilete” y “Licenciado trampitas”. Fue agente del Ministerio Público en los años 90.
Fue encontrado sin vida, con los brazos cruzados y acostado en su hamaca. Sus 13 perros estaban alrededor.
Al llegar la Policía Municipal, ocho canes ya habían muerto y los demás estaban agonizando.
En una carta póstuma, pidió perdón al hermano con quien vivía por lo que hizo y subrayó que no se culpe a nadie más de su muerte.
Su última voluntad fue que Luis Paredes, un albañil amigo suyo, diera sepultura a sus perros en el terreno donde vivía.
Personal de la Fiscalía General del Estado y del Servicio Médico Forense realizó las diligencias legales y trasladó el cadáver para la autopsia de rigor.
Con información de Juan Venegas