En el máximo recinto donde debe imperar la legalidad, ya que ahí se forjan y nacen las leyes, reina la precisamente la ilegalidad, el acoso, la desinformación y la violencia política de género, señalan trabajadores del Poder Legislativo.
En el Congreso del Estado de Yucatán acusan al director general de Administración y Finanzas, Jordán Pérez Marfil, de llevar los hilos del nuevo Sindicato de Trabajadores Unidos del Poder Legislativo del Estado de Yucatán (Situpley).
Además, señalan, se sirve con la cuchara grande porque es quien maneja “los dineros” del Poder Legislativo de Yucatán y, con esos recursos, el año pasado formó un nuevo sindicato con el propósito de acabar con el actual, que ha estado vigente desde hace varias décadas, pues quiere demostrar ante el Poder Ejecutivo que tiene «músculo».
Entre los empleados ya conocen como “El titiritero” a Pérez Marfil, quien presume de ser intocable porque comparte un apellido con el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado, Wilberth Monforte Marfil.
El tesorero aplica diversas mañas, dicen, para acosar e ir “conquistando” -algunos dicen amenazados- a los empleados sindicalizados para que abandonen el antiguo Sindicato de Empleados del Poder Legislativo de Yucatán (Seply).
En esos «cantos de sirena» de Jordán Pérez arrastran a jubilados y pensionados, que creyendo fielmente lo que les dice, se han ido al Situpley sin informarse si les conviene o no, pero lo más grave es que no les informan que es algo ilegal bajo sus propios estatutos.
El Tribunal de los Trabajadores al Servicio del Estado y de los Municipios solamente ha emitido como acuerdo y aceptado el número de registro del nuevo sindicato el Situpley, pero están pendientes los acuerdos que fueron depositados por el sindicato mayoritario, el Seply, acerca de Expulsados, Renuncias y Jubilados.
Se requiere que el Tribunal de los Trabajadores al Servicio del Estado y de los Municipios emita el dictamen de dichos acuerdos para que se pueda formar el nuevo sindicato. Es preocupante que las personas que ostentan un cargo en el comité del nuevo Situpley no son elegibles y esto es por lo siguiente:
En su propio reglamento, el Situpley en el artículo 8, fracción II, inciso B, especifica que son socios en receso los que están sujetos a proceso penal en tanto se dicte sentencia. Artículo 10 dice que el carácter de socio se pierde por expulsión o por dejar de prestar servicios reales y efectivos, cesando así los derechos y obligaciones.
Por lo consiguiente es ilegal el comité del Situpley, que está conformado por Delmy Asunción Cruz Sierra, quien ostenta el cargo de Secretaria General y sólo sigue órdenes de Jordán.
El secretario de Trabajo y Conflictos, Abraham de Jesús Cervera Magaña, de quien suena irónico su cargo y una burla, porque tiene una demanda por violencia intrafamiliar por golpear a su esposa, hijo y suegro.
La demagogia también reina en el Poder Legislativo con favoritismos, abusos de poder y de información, así como desvíos de dinero porque todo lo que gasta el Situpley se factura a cuenta del Congreso del Estado de Yucatán.
El acoso y presión contra los miembros del actual sindicato es claro porque, por ejemplo, la secretaria del tesorero del Legislativo ya avisó al Situpley de cuándo recibirán juntos su aguinaldo, vales de despensa anual, pago de primera quincena, canasta navideña, bono anual y prima vacacional, entre otros, y al Seply, que lo pidió por oficio, no le han respondido.
Los empleados no tienen a quien recurrir porque el “Titiritero” y el diputado de Morena Alejandro Cuevas andan enfrascados en una pelea absurda por el poder, uno quiere mostrar que es más que el otro y quién manda, pues es más que evidente que al presidente de la Junta de Gobierno, Wilberth Monforte Marfil, no le interesa en lo más mínimo lo interno, más que figurar en las fotos, ya que ni él toma las decisiones importantes.
«Pérez Marfil siempre quiso acabar con el Seply y ahora siente que es su momento de controlar a los trabajadores del Congreso del Estado con este nuevo sindicato, pero pasándose por el arco del triunfo las leyes», señaló uno de los empleados más antiguos del recinto donde hoy impera la ilegalidad, pese a que es donde nacen las leyes.