

Los vecinos de la colonia Serapio Rendón, al sur de Mérida, no tienen una noche de paz desde hace meses. El terror ha invadido el rumbo y tienen de vecino al mismo diablo, que habita a sólo unas casas de ellos.
La inseguridad se ha acrecentado en la zona con robos y asaltos a todas horas, mientras la vigilancia se mantiene con una solitaria unidad de la SSP.
Asaltos con machete en mano, robos a casa-habitación de noche o plena luz del día, sin importar si los residentes están adentro, y torturas a animales, entre otros delitos, atribuyen a un trío de delincuentes apodados “Las ardillas”.
Son tres hermanos que, según el relato de los vecinos, personifican juntos al demonio en la colonia Serapio Rendón. La casa que habitan es un auténtico “búnker” donde se respira el miedo.
“Esta Navidad los funcionarios del gobierno estarán muy tranquilos en sus casas, brindando en su noche de paz, pero nosotros no tenemos una sola noche en paz, ni nos brindan la seguridad que exigimos como yucatecos”, señalaron.
Hace un mes, un grupo de 20 vecinos se reunió en el llamado “parque chico” de la colonia, en la calle 129 con 46-B, para tratar de buscarle una solución al problema.

A la reunión invitaron a PRESIDIO, que escuchó de ellos las malas experiencias que viven todos los días en su colonia, donde la delincuencia no tiene freno.
Incluso han pensado en el linchamiento de esas personas, hasta la muerte si es necesario, dijeron, pues las autoridades no ayudan.
Según explicaron, la solución no es arrestarlos, pues en los últimos meses los policías los han detenido unas 10 veces.
«El problema es que la ley los protege; se los llevan dos o tres días y cuando regresan siguen robando, como si nada hubiera pasado», expuso un vecino.
Recordaron que “Las ardillas” se fueron de la colonia casi 10 años, pero en los últimos cuatro regresaron a la vivienda y la tranquilidad se perdió.
«Hasta parece que se fueron a una capacitación delictiva porque en los últimos ocho meses han estado peor que nunca».
Los sádicos, identificados como Sandro, Vicente y Nicolás Espinosa, ingresan a los predios sin importar la hora y si hay gente adentro.
Una madre de familia, Cindy Ortiz Canul, contó que hace unos días estaba durmiendo cuando despertó sobresaltada y vio a alguien parado junto a su cama, mientras la observaba fijamente.
«Tú cállate, que ahorita vamos a sacar todo», le advirtió el individuo. Ella se quedó paralizada de miedo y no pudo hacer más. Su casa fue objeto de robo esa noche.
En otra ocasión, continúa, estaba en el patio de su hogar cuando vio que uno de ellos estaba adentro de la casa. Al ser descubierto el sujeto corrió y en la carrera chocó con el niño, tirándolo al piso.
“A veces estamos en casa y escuchamos cómo brincan en los techos. Se roban nuestras bicicletas, nuestros tanques de gas, todo lo que encuentren, pero como no suman más de 5 mil pesos, no los vinculan a proceso», señaló otra señora.
El trío habita en un predio de la calle 125 por 42-D y 46 de la colonia Hacienda. Tan sólo al pasar enfrente los vecinos experimentan una presencia maligna. “Es como si fuera la casa del diablo”, externan.

La casa está tapiada, convertida en una trinchera. La puerta y ventanas fueron cubiertas con cemento y bloques para evitar ser sacados y linchados, o para repeler las piedras que a veces les lanzan vecinos más valientes, que en más de una ocasión han intentado sacarlos y hacer justicia por propia mano.
Durante la reunión con PRESIDIO llegaron al parque agentes de la Policía Estatal, a quienes los residentes externaron que el principal problema es la Fiscalía General del Estado, pero definitivamente si hubiera más vigilancia “Las ardillas” no robarían en forma tan descarada.
Los agentes admitieron que hay una sola patrulla para vigilar dos colonias y ellos solos no pueden con todos los hechos que suceden.

A los pocos minutos arribaron otras unidades, las 6442 y 6186, de las cuales descendió el comandante Jorge Echeverría M., quien dijo que “a veces tenemos hasta cuatro camionetas en la zona”.
Sugirió no hacer justicia por su propia mano, pues si los denuncian en forma “anónima”, los delincuentes no sabrán quién metió la demanda, dijo.
El señor Israel Molina Hernández señaló que antes ya hubo represalias por parte de estos criminales y quienes se quedan a vivir el problema son los vecinos.
El comandante también sugirió recolectar firmas y llevarlas a Palacio de Gobierno, solicitando la “reubicación” de los delincuentes. Los vecinos les recordaron que ya recabaron 50 firmas pero de nada sirvió.
Por eso se dijeron convencidos de que deberán solucionarlo ellos mismos. “Después llamamos al Semefo, porque no vamos a esperar a que sea uno de nosotros”.
“Las ardillas, señalaron, son gente horrible. Tan sólo ver su cara da miedo; siempre están drogados, para su vicio roban».
También se han llevado a mascotas del vecindario, a los cuales someten a torturas. Acusaron a uno de ser zoofílico, que ha violado a perros de la zona.
«Yo tenía una Pitbull para cuidar mi casa, pero hasta a ella se la robaron», expuso una joven madre de familia.
(PRESIDIO/Edoardo Manzanilla)




