

Las aves que habitan en el Parque Ecológico del Poniente de Mérida están siendo diezmadas por atacantes que aprovechan la ausencia de vigilancia por las noches y madrugadas.
Son varios patos y algunas garzas las que han sido masacradas por animales callejeros y estudiantes de una escuela aledaña, según el testimonio de personas que todos los días acuden a este sitio.
En el caso de los patos muertos llama la atención una reciente masacre –como le llamaron los entrevistados- que ocurrió dos semanas después de entrar en funciones los “guardaparques” contratados por el Ayuntamiento de Mérida.
Apenas una semana antes había acudido a este sitio el alcalde Renán Barrera para supervisar su labor y, en forma oficial, se aseguró que los nuevos vigilantes sirven para intervenir oportunamente en incidentes, así como llevar a cabo las funciones de conservación y vigilancia en las zonas recreativas.
El pasado día 8, cinco patos amanecieron muertos y ensangrentados producto de un ataque que se atribuye a perros ferales, es decir, animales que nacieron en la calle, en manadas conformadas por canes callejeros; que son feroces y muy agresivos con otras especies.


Ese día, incluso una activista meridana que trabaja en favor de los animales, Rosario Sosa Parra, escribió en sus redes sociales sobre el asesinato de las aves:
“Esto es una matanza de patos por perros ferales en el parque ecológico del poniente. Nula vigilancia en la noche/madrugada, es cuando han sido atacados los patos.
“Se supone que están en nómina dos vigilantes nocturnos pero… cuándo vigilan? La guardaparques llamó a la Unidad de Protección Animal para que atendieran a los dos patos sobrevivientes».

“Hace unos años voy a caminar y alimentar a los patos y peces, es parte de alimento para mi espíritu. Verlos agredidos y asesinados, con casi nula respuesta de los vigilantes, es agobiante y triste.
“El lunes que llegué, vi el líder macho muerto. El martes otro pato muerto, el miércoles otra patita muerta. Ayer dos patas muertas y dos heridas, una de gravedad. Hoy 3 patos muertos.
“Ahora sólo contamos 15 patos, eran 28. Es responsabilidad de las autoridades proteger a la fauna pero brillan por su indiferencia.
“¿Podrías compartir? Somos muchas personas asiduas, deportistas y amantes de la protección animal y ambiental tristes e indignadas. Que el Ayuntamiento se entere y participe en resolver esto”, concluyó su reporte Sosa Parra.
El ataque a los patos se atribuye a dos perros ferales, según relataron a PRESIDIO personas que habitualmente se encuentran en el parque.
“Uno es blanco con pintas negras y el otro es café. Ambos son de una estatura que se puede considerar grande, y andan a veces ellos dos solos, a veces en grupo”.
El pasado 8 de marzo fueron cinco patos muertos en un solo día. Los “guardaparques”, a los que PRESIDIO no halló durante un recorrido, “se limitaron a pasar el reporte para que Aseo Urbano vaya a recoger los cadáveres de las aves”.
Según la información oficial, por el momento hay 34 “guardaparques” distribuidos en 16 sitios de la ciudad y los planes son incrementar esa nómina a más lugares.
“No le vemos una gran utilidad a esos nuevos vigilantes”, señalaron los entrevistados, a pesar de la considerable inversión realizada en sus vehículos, uniformes, equipos y sueldos, “porque cuando los necesitas, no están”.
Según las indagatorias, los ataques en el Parque Ecológico del Poniente contra los patos ocurren de noche o madrugada y se produce un fuerte alboroto, del cual “nadie escucha o hace caso”.
Los canes entran al agua y nadan hasta llegar a la isleta del lago, donde se congregan los palmípedos en las noches para dormir. De ahí los sustraen y llevan en sus fauces hasta un claro del parque, donde las asesinan y dejan sus cadáveres enteros.
Sin embargo, no son las primeras aves que son masacradas en el Ecológico del Poniente. Hace aproximadamente un año, una garza fue matada a pedradas por estudiantes de la Escuela Secundaria número 8 “Jesús Reyes Heroles” que colinda con el parque.
Según testimonios, esos muchachos se ensañan con la fauna del lugar, pues atacan con piedras a los animales, las iguanas principalmente, hasta matarlas.
Los entrevistados exigieron que los “guardaparques” cumplan su función de preservar los bienes del municipio y la fauna del lugar, que es una responsabilidad compartida con el Ayuntamiento.
En el caso de los canes que ejercen salvajismo contra otros animales, opinaron que es algo que debe solucionarse porque se han vuelto una especie invasora.
Según una investigación reciente realizada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), los perros ferales son feroces y una amenaza para los ecosistemas; no han experimentado una caricia humana y evitan cualquier contacto con el hombre.
“No son perros callejeros, no esperan afuera de los restaurantes por comida y no rondan los basureros en busca de alimento. Estos animales son depredadores implacables, que cazan casi cualquier especie que se les ponga enfrente y masacran incluso a otros animales domésticos”.
La investigación del Conacyt apunta que debido a que los perros ferales ponen en riesgo los ecosistemas, cuando se trata de especies invasoras como éstas, se debe pensar en el bienestar de la colectividad más que en el individuo.
Sin embargo, se destaca que este problema se origina en un asunto de tenencia responsable, de perros extraviados, abandonados o a los que se les permite vagar libremente por la calle.