“¿Para qué sirve pagar un sindicato y de qué lado está?”, se preguntan los trabajadores de las plantas de Kekén y también de Bachoco, donde en últimas fechas han ocurrido fallecimientos en sus instalaciones.
Los empleados contactaron a PRESIDIO para quejarse de que sus representantes sindicales no intervienen en favor de sus agremiados y sus familias en los casos de accidentes con muertos o heridos, como el reciente ocurrido en la planta procesadora de Kekén ubicada en Poxilá. Incluso ellos mismos los culpan de su destino fatal.
En el funeral del trabajador fallecido, sus familiares aseguraron que no han recibido apoyo de la empresa ni del sindicato, ni siquiera los han contactado, como publicamos: https://www.facebook.com/share/v/1BouUmC3oV/

A cada empleado de Kekén le descuentan 25 pesos semanales por cuota sindical, que aporta en forma «voluntaria» para recibir supuestos beneficios, entre ellos la defensa de sus derechos.
Sin embargo, dijeron, no vemos que la delegación 95 de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) -que cobra sus cuotas a los miles de trabajadores en Kekén y Bachoco- nos apoye, sino por el contrario se les ve más del lado de las empresas involucradas.
Un ejemplo, dijeron, es la delegada del sindicato en Kekén planta procesadora, a la que identificaron como Selene del Rosario Ruz, quien «te levanta acta administrativa cuando te pasa algún ‘incidente’, como les dicen ellos a los accidentes».

Los del sindicato y los de Recursos Humanos no te ayudan, más te hunden, consideraron. Por ejemplo, si sales de incapacidad por más de una semana, cuando regresas te descuentan la diferencia.
La delegada de la CROC «es también empleada, pero nunca entra a trabajar, sólo se la pasa enamorando empleadas y comiendo afuera, disque en juntas».
Al que jamás han visto, ni conocen, añadieron, es al secretario general de la delegación 95, Cornelio Mena Ku, más que en fotos con políticos y directivos de Kekén y Bachoco.

Es quien debe resolver los asuntos de los agremiados a la sección forrajera y granjas de la CROC. Su líder nacional es Isaías Cuevas González.
Por último, los trabajadores de Kekén aprovecharon mencionar que la licenciada Wendy, de Recursos Humanos, tampoco sirve para resolver problemas.
«Hemos tenido problemas con unas compañeras en las líneas de producción, pero como ellas se ponen a llorar, no les hacen nada y las malas somos las que sí sacamos el trabajo».