

Este es un lugar donde se realizan abortos y a nadie se le obliga a venir, respondió la doctora Sandra Peniche Quintal ante la oposición a que siga funcionando la clínica que dirige “por atentar contra la vida”.
Ofrecemos servicios de orientación en salud sexual y reproductiva en el marco de la ley, lo que significa que “hacemos abortos, vasectomías, cirugías de cuello, hacemos lo que sea”, dijo.
“Y si a alguien no le gusta, ¡que no venga!”, expresó. Nosotros no obligamos a nadie, ni tenemos mecanismos para atraer gente a nuestros servicios.
Entrevistada en su consultorio luego de su denuncia pública de que fue víctima de una agresión con un arma –como mencionamos en nota aparte-, la doctora responsabilizó al grupo de mujeres que realizan oraciones en la acera de enfrente y que se oponen al aborto.
“Esta agresión se dio en el marco de esta campaña de incitación al odio que se denomina ‘40 días por la vida’, aunque no sé si serán 40 personas para matar y yo soy la primera”, comentó.
La doctora Peniche Quintal mostró dos moretones en la cintura a causa de piquetes producidos con la punta de un desarmador, por un sujeto desconocido, cuando ella se encontraba en las puertas de la clínica “Servicios Humanitarios en Salud Sexual y Reproductiva”, en la calle 54 por 49 del centro de Mérida.
Sostuvo que se trató de un atentado contra su vida y, coincidentemente, se dio “en este contexto de agresión, a través de los rezos y de una actitud intimidatoria”.
Dijo a PRESIDIO que “hasta que este hecho no se esclarezca a satisfacción y quede clarísimo, no puedo decir otra cosa que este atentado contra mi vida se da en el marco de esta campaña”.
La entrevistada fue más allá y consideró que este acto fue obra de un profesional.
“Trataron de quitarme la vida, pues la zona donde me impactaron es el área hepática y renal, y no cualquiera tiene ese nivel de precisión. No sé cómo no entró el desarmador, no penetró, sólo quedó la huella”.
Declaró que luego de hacer la denuncia pública, recibió llamadas telefónicas de la secretaria general de Gobierno, de la Fiscalía y de un visitador de Derechos Humanos, preguntando por su estado físico y para apoyarla en lo que se ofrezca, “como a cualquier ciudadano”.
Sin embargo, les hizo ver que lo que le sucedió “es una afrenta de manera sistemática protegida por el Estado”.
Todo lo que aquí hacemos es legal, indicó, y al parecer eso causa el enojo de esas “fanáticas religiosas” que se ponen enfrente “para hostigarnos e intimidarnos”.
Afuera del establecimiento de salud está rotulado el servicio de “anticoncepción de emergencia”.

Al abundar PRESIDIO sobre esos servicios que ofrece, Peniche Quintal dijo que no tiene por qué estar justificando lo que hace, pues cuestionarla es una agresión.
“Yo no voy a permitir que nadie venga a cuestionar lo que hago. Me parece una agresión que me vengan a cuestionar”, expresó.
Soy médica, sexóloga, tengo 18 años operando y todos mis permisos están en regla, indicó. “Podría dedicarme a otras cosas, pero mi lucha es por los derechos de las mujeres”.
Hay muchos otros lugares clandestinos que interrumpen el embarazo por dinero, pero “este es un santuario del respeto a los derechos humanos”.
“Las mujeres tienen derecho a abortar, esa ha sido mi lucha y así será hasta el último día de mi vida”, sostuvo.
Peniche Quintal dijo que nunca ha tenido algún problema con la ley porque los abortos no los realiza de manera clandestina.
Además, dijo, si llega una mujer que fue víctima de violación y solicita un aborto, el médico tiene por norma la obligación de proceder.
La sexóloga se pregunta por qué la gente está en contra de esa clínica, si hoy los abortos se los realiza cada quien en su casa porque la información necesaria la consiguen en internet.
“Hay páginas de la OMS, de eventos médicos, donde te detallan la forma, el método, la dosis, para que cada quien tome la decisión”.
Y las pastillas que aquí damos, dijo, son de libre venta en todo el país y el continente, “no tiene que ser un paciente de aquí, las personas que quieren hacerse un aborto lo hacen desde su casa”.