
Armas de alto poder fueron empleadas para acribillar a un ciudadano de Tzucacab que se encontraba durmiendo en su hamaca, en el interior de su casa.
Al tzucacabense José Alfredo Chan Navarrete, de 43 años de edad, no le dieron tiempo de reaccionar los policías estatales, que abrieron fuego al recibir la orden de su superior.
Nuevos testimonios a los que PRESIDIO tuvo acceso reafirman que al poblador de la comisaría de Xcobiakal, del municipio de Tzucacab, lo ejecutaron a sangre fría en su propia casa.
Detallaron que una docena de policías al mando del comandante Ariel Alonso Samos Sánchez rodearon la vivienda, ingresaron a la propiedad y le dieron muerte sin previo aviso.
Como hemos informado, a Chan Navarrete (a) “Morris” lo acusaron de realizar disparos en la calle y atemorizar a los pobladores de la pequeña comunidad localizada a 30 kilómetros de la cabecera de Tzucacab.
Según la versión de la SSP, los uniformados “llamaron a la puerta de la casa y el ahora occiso les gritó que entraran, pero una vez en el interior los encañonó con la escopeta y abrió fuego, lesionando de gravedad a un elemento en el brazo derecho”, asegura en un boletín.
Dicha versión oficial ha sido reiteradamente desmentida por pobladores y ahora por personas que estuvieron presentes en el operativo, que señalan un excesivo uso de la fuerza pública.
Evidencias en poder de PRESIDIO demuestran que el ciudadano estaba en su hamaca al momento de ser abatido y ahí mismo falleció.
Las imágenes no dejan duda de la alevosía con que actuó la Policía Estatal, cuya versión de que sus elementos abrieron fuego “en defensa propia” ha ido perdiendo credibilidad.
Los pobladores aseguran que el comandante, con quien tenía rencillas, llegó dispuesto a matarlo. El cuerpo tuvo impactos de bala de grueso calibre.
Inicialmente se dijo que recibió un tiro arriba de una rodilla y otro a la altura de una tetilla, en el tórax, que le causó la muerte. Sin embargo, se observa que el cuerpo presuntamente recibió más disparos.
La playera quedó empapada en su totalidad de sangre en el pecho, abdomen y espalda.
En la prenda se abrió un boquete a la altura del abdomen, de un tamaño que sólo pudo producir un rifle de alto poder.

Debajo del cuerpo de José Alfredo quedó un enorme charco de sangre y así permaneció hasta el día siguiente, ya que los elementos policiacos no dejaron pasar a nadie más a la vivienda de bajareques y cemento, donde tenía sus escasas pertenencias.
“La orden de disparar vino del comandante Samos cuando parecía que el chavo estaba agarrando su escopeta”, que es de un tiro a la vez, señalaron las fuentes anónimas.
Según la versión de la SSP “Morris” logró hacer un disparo antes de ser abatido e impactó a un agente estatal en un brazo, el cual quedó herido de gravedad.
La carabina del tzucacabense se encontró a un metro de su cuerpo, en el piso, que es donde supuestamente todas las noches la ponía al alcance al dormir.
Chan Navarrete era soltero y vivía solo en la casita de paja levantada en un amplio terreno.
Antes de los hechos, dijeron las mismas fuentes, el comandante Samos reportó sobre la presencia de un sujeto “de alta peligrosidad” fuertemente armado y pidió refuerzos a la Policía Estatal de la SSP.
Habitantes de Catmís, que se encuentra a 10 kilómetros de Xcobiakal, relatan que alrededor de las 10 de la noche vieron pasar varias unidades policiacas en convoy, a toda velocidad, con hombres portando armas de alto poder.
Los pobladores pensaron que se trataría de algo relacionado con la delincuencia organizada o el narcotráfico, que son comunes por esos rumbos del sur de la entidad.
Sin embargo, nadie se imaginó a lo que realmente iban y mucho menos lo que estaba a punto de ocurrir.
En días pasados el secretario estatal de Seguridad Pública, Luis Felipe Saidén Ojeda, y el fiscal general del Estado, Ariel Aldecua Kuk, aseguraron que se investigaría “hasta las últimas consecuencias” este homicidio porque no estaban seguros de cómo había ocurrido.
Versiones al interior de la SSP dicen que el comandante Samos se jubila en un mes y que ya no podría ser sujeto de proceso alguno en el desempeño de sus funciones.
Hasta ahora ninguno de los funcionarios de Rolando Zapata Bello ha ofrecido elementos a la opinión pública que muestren la correcta actuación de sus agentes, ni pruebas químicas o de balísitica al cadáver.
Los familiares de «Morris» no han tenido acceso al informe pericial. Su hermano Miguel Chan Navarrete asegura que se le ha negado en todo momento. No han podido ni ver las fotografías de los hechos.
El hermano de José Alfredo exigió que se haga justicia y que Yucatán siga siendo considerado un estado donde la gente pueda sentirse segura y “no presa de la Policía, con miedo a que la maten”.
Familiares y amigos del fallecido informaron que mañana jueves harán una protesta enfrente del Palacio Municipal de Tzucacab para pedir la destitución y encarcelamiento del jefe policíaco que consideran el autor intelectual de la muerte.